Frustración

Hasta ahora todo parecía ser color de rosa.
 

Muy fácil, la manzana todos la adoraron. Y el cuadro de colores hasta ofrecieron comprarlo.

Yo mientras tanto un mar de sonrisas. 

Bien motivada ese fin de semana con un lápiz de grafito me lancé a copiar una botella que tenía en frente y a dibujar una rosa. Quedaron bien regulares, aunque en ese momento las veía muy bien, hoy les consigo cualquier cantidad de detalles. Sin embargo, para una persona que apenas había dibujado un par de cosas en su vida artística, y sin contar con los recursos adecuados, el resultado estuvo muy bien. Esta fue la primera vez que proactivamente me atreví a hacer algo por mi cuenta. 

Aquí les dejo una imagen de los resultados. 

Llena de confianza, esperé mi siguiente clase. Estaba emocionadísima, contaba los minutos y segundos para ir otra vez a Mai Center por más arte. Fue un miércoles luego del trabajo. 

Recuerdo ese día, fue uno de esos que quieres borrar. Tuve clientes complicados, situaciones enredadas y hasta una mala comida. Para los que no lo saben, soy gerente de ventas de una concesionaria automotriz. Otro día les puedo escribir sobre las locuras que pasan en este tipo de trabajo, pero bueno, de eso no se trata esta entrada. Salí de la oficina apurada, pues la clase empezaba a las 6 pm y ya iban a ser las 7 pm. Al fin llegué dando tropiezos al salón de Yadyra, con la esperanza de drenar las locuras ocurridas ese día y al fin empezó la clase.

El único título que puedo darle a ese día es Frustración.

En la clase recuerdo estudiamos proporciones y un poco de sombras. Como siempre los conceptos y la teoría son algo que se me hace bastante fácil, por lo que rápidamente quería pasar a la práctica. 

Tenía que dibujar unas jarritas de un bodegón que parecían ser pan comido. pero ¡Por Dios! las lineas salían horriblemente torcidas, nada tenía la proporción adecuada  y yo trataba de mirar y no lograba ver. Copiar esas figuras que se veían de lo más sencillas, en ese momento parecía misión imposible. Empecé a cargarme de inseguridades y miedos. Que sensación tan frustante. Para rematar, podía percibir que ni Yadyra ni yo estábamos en nuestro mejor momento pero teníamos el compromiso de estar allí.

Entonces, ¿qué fue lo que pasó? Si estaba esperando esa clase con tantas ansias.  Creo que con ese nivel de estrés, agotamiento y quien sabe que más, tanto en maestro como en alumno producir se pone cuesta arriba. Quizás un pequeño ejercicio de relajación habría hecho esa clase mejor. Aunque probablemente también comer un bocadillo habría sido la solución.

Allá los artistas famosos que según lo que les ocurra en su vida y sus estados de ánimo siempre producen una obra, en mi caso no funciona así. Con hambre no soy y definitivamente cargada de estrés e inseguridades mucho menos. La vibración de energía que corría por mi era verdaderamente mínima. Aparte también puedo imaginarme como la razón tenía aplastada a la creatividad e ilusión. 

Mi profesora muy inteligentemente colocó el dibujo a copiar de cabeza, tratando de burlarle al cerebro su lógica. Así solamente tenia que dibujar líneas sin sentido, de una imagen equis a copiar. Salió un poco mejor, después de experimentar más frustración e incredulidad, allí aparecieron las jarritas. Pero para completar había que echarle color. Nuevamente ¡Dios Mio! verdaderamente ese fue un día. 

No le tomé foto a las jarritas como las dejé al terminar la clase, es lamentable que no se las pueda enseñar. Lo que si les puedo decir es que apenas medio terminé una, y salí de la clase nuevamente pensando que eso del arte no era para mi.

No volví a tocar los lápices ni colores hasta que me tocó ir nuevamente donde Yadyra.