Esta imagen la tuve algún tiempo como fondo de pantalla en los programas de mensajería de mi celular porque me dio mucho orgullo el resultado. Inclusive, uno de los vendedores que trabaja conmigo, me dijo que si la hacía en un cuadro me la compraba, con este comentario no voy a negar que sentí gran satisfacción y mi respuesta fueron sonrisas, sonrisas y más sonrisas. En realidad este dibujo no es nada del otro mundo con respecto a complejidad, pero claro al igual que la manzana, con un poco de conocimiento y guía los resultados siempre son maravillosos.
¿Cómo llegamos a esto? Bueno, se hizo sábado y llegó la segunda clase de arte. Hasta ese día no había tocado los lápices de colores, no había hecho nada, únicamente había admirado mi manzana una y otra vez, también se la había enseñado a algunas personas. Que orgullosa me sentía de haberla pintado. Sin embargo con muy poca confianza en mi misma no me atreví a pintar nada más.
Las personas que vieron la manzana con el fondo amarillo, me dijeron que tenía talento. Yo simplemente sonreía y me quitaba mérito diciendo que mi profesora me ayudó a ver más allá. El temor a ser criticado es fuerte, por lo que uno se escuda bajo el "me ayudaron", "fue mi primera clase", etc. Existe un temor inmenso a equivocarse, ese miedo no te permite seguir adelante. Admito que para estos días tenía muy poca proactividad en relación a mis lecciones.
Sentía miedo a dibujar algo feo (todavía lo siento pero ya no me paro), y por eso no fui más allá. También la excusa de no tener conocimiento es un excelente escudo para no producir. Hoy en día, he hecho muchas otras cosas que les enseñaré más adelante y con esto, estoy segura que si puedes escribir también puedes pintar o dibujar. La cosa es que te guste.
Ese sábado, Yadyra me hizo hacer líneas largas, cortas, inclinadas, trazos libres, círculos grandes, pequeños, etc. Me sentía cual alumna de primaria haciendo planas para tener buena letra. Pues ¿saben qué? es exactamente lo mismo. Es práctica, mucha práctica y paciencia. Obviamente todo será más fácil, si tienes un profesor que te abre los ojos y te indica el camino a seguir.
Al final de la clase le estaba dando toques finales al dibujo y nuevamente sonreí. Poco a poco va aumentando la confianza, se van eliminando todos esos bloqueos y se me destapan los ojos para darme cuenta que tengo esa maravillosa vocación que corre dentro de mí. Eso sí, mucha práctica y luego un plan de acción, el cual estoy construyendo, ya que definitivamente QUIERO SER ARTISTA.
En mi próximo post, les voy a hablar de cómo a partir del estrés del trabajo reflejado en la clase, todo se bloqueó y casi casi cuelgo los guantes. Menos mal que ya había pagado 10 sesiones por adelantado lo que hizo que regresara, y nuevamente en un estado diferente de energía, todo fluyó. Bueno no les adelanto más porque si no, no tendré que escribir.
Un abrazo a todos y les digo, ¡hagan algo diferente! ¡Atrévanse!, estoy segura que se llevarán una grata sorpresa.
Nos vemos en el camino, ¡Hasta la próxima!
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